lunes

EL CHINELO Y LOS ARTESANOS DE TEPOZTLAN







El chinelo en las manos artesanas de Tepoztlán merece una mención aparte, ya que además de contar con varios detalles al respecto, la historia del folklore es siempre valiosa en cuanto a su conservación, ya que lejos de mantenerse identica y estática al paso del tiempo, las tradiciones muchas veces sobreviven principalmente por su capacidad de adaptación, por apropiarselas y hacerlas de uno. De ese modo, el recuento de los cambios y novedades se pueden compartir gracias a los comentarios que Don Rubén Villamil Demesa comentó en una entrevista, a quien vemos en esta foto posando en la capilla de San Miguel junto a las banderas por el pintadas para ser ondeadas con las comparsas del barrio a lo largo del año. Respecto a su labor personal se hace mención en la Sección de "Su Gente" en el menú principal de este sitio electrónico.


Antes de pasar al relato, es importante mencionar brevemente las partes del traje de chinelo:

Sombrero: que tiene decorado de chaquira, plumas, fleco y colgantes.
Mascada: de seda que cubre la cabeza del danzante, y cuyo nudo le adorna como corbata
Máscara: con ojos bien abiertos y barba tupida
Vestido: sobrio que resalta su elegancia
Volantón: rodeado de encaje que ilustra una escena de la preferencia del danzante y se coloca en la espalda
Guantes: blancos que aumentan la elegancia del traje, y que contrastan con el color negro habitual del vestido
Zapatos: bien boleados que pueden ser también botínes, aunque se ven muchos que por lo demandante del baile llevan tenis


(Aunado a los zapatos que son un distintivo más de elegancia, se busca que se conserve el uso de pantalón de vestir bajo el vestido, de modo que no sea solo un traje elegante, sino un danzante elegante. Igual que los tenis mencionados, se ven con cierta frecuencia que algunos danzantes llevan pantalón de mezclilla).




ORIGEN

Debido al intercambio comercial entre los poblados de Tlayacapan y Tepoztlán, sucedió que en alguna ocasión, hace ya más de un siglo, sino es que ya se acerca a los dos, gente de Tepoztlán vio en Tlayacapan a sus danzantes conocidos como chinelos. Les llamó mucho la atención y les gustó, al grado de pensar en integrar a estos danzantes en la cultura de Tepoztlán.
Así lo hicieron.
Tepoztlán comenzó a tener sus propios grupos de chinelos y la gente participó activamente, naciendo así una tradición.

En el libro "Tepoztlán nuestra historia. Testimonios de los habitantes de Tepoztlán, Morelos" editado por el INAH, aparece el testimonio del Sr. Humberto Robles Ubaldo, con el titulo de "Cien años en la historia de Tepoztlán", en donde expresa que: "en 1852 se celebró el Primer carnaval en Tepoztlán con la danza de los chinelos".




MASCARA


Al paso de los años, en Tepoztlán, Don José María Villamil (bisabuelo del entrevistado) quien era un hombre dedicado al campo pero con talento artístico, centró su atención en los detalles del traje del chinelo, y se dispuso a proponer algunas modificaciones, principalmente en la máscara.

Don José María gustaba de la lectura y la cultura en general. Después de la Revolución mexicana tuvo que salir en busca de un empleo. Gracias a que sabía de albañilería y carpitentería, consiguió trabajar como ayudante de un maestro italiano que en México se dedicó a restaurar obras en las iglesias, y viendo éste que Don José María era meticuloso y dedicado en el trabajo artístico, le enseñó el arte de la restauración trabajando materiales finos como la hoja de oro, detalles delicados en la madera, mejoró su pintura aprendiendo técnicas, y sumado a su vocación nata de artesano, sumó el conocimiento elevado a su talento y alma de artesano.
Llegó el momento en que su maestro lo ascendió a oficial, y cuando éste dejó de dar sus servicios, entonces las iglesias recurrían al oficial tepozteco, quien ya había entrenado a sus cuatro hijos como sus ayudantes, y con el tiempo, como sus oficiales.

Repartiendo sus labores entre el campo (que en aquel tiempo era el trabajo principal en Tepoztlán), la artesanía y la restauración, Don José María instruyó a sus hijos Don Enrique, Don Valeriano y Don Salvador Villamil Tapia en las tres áreas.

Don José María, ya conocedor de más técnicas, alrededor de los años 1903, 1905, ideó una foma de hacer más cómoda y ligera la máscara del chinelo, que en aquel tiempo era de cartón o hasta de piel con barbas lacias. Utilizó la tela metálica conocida como de mosquitero (para permitir ventilación) e hizo la barba utilizando cola de res.
Confeccionó las máscaras hormando el mosquitero, la pintó, le colocó ojos, y mediante un proceso dio tratamiento a la cola de res que conseguía en los rastros muchas veces aun ensangrentadas, para limpiar y enchinar las cerdas de la cola.

De esta forma, Tepoztlán modificaba la máscara del chinelo apropiándose de su traje, comenzando a darle toques distintivos. Don José María y sus hijos continuaron confeccionando máscaras ahora con el nuevo sello tepozteca.

La manufactura artesanal de esta pieza clave del chinelo fue continuada por Don Enrique Villamil y sus hijos: Don Efrén, Don Ángel y Don Fausto. Igualmente, Don Héctor Villamil, hijo de Don Valeriano, siguió trabajando en esto, así como Don Gonzalo, hijo de Don Salvador.



VOLANTON


Nacido en 1925, Don Efrén (padre del entrevistado) continuó como varios de sus familiares la confección de las máscaras. Es conveniente decir que para esta época, Tepoztlán seguía siendo un poblado eminentemente agrícola, de modo que el trabajo artesanal era secundario a la otra actividad económica.




En los años 60´s Don Efrén tuvo la iniciativa de hacer un cambio al volantón, que hasta entonces se venía haciendo en bordado, y las composiciones eran muy bellas y elaboradas, por ejemplo, si se retrataba ern el bordado a una muchacha, entonces con encaje se le hacía su blusa. Eran obras de arte del bordado muy bellas pero también eran muy pesadas. Don Efrén, aplicando lo aprendido de su padre, decidió probar haciendo volantones pintados al óleo.
El resultado fue muy positivo, ya que se lograron hacer más ligeros para el danzante y la pintura permitía mucha flexibilidad en cuanto a técnicas como aplicación de sombras, volúmen, etc.
Este vino a ser otro cambio respecto al modelo original de Tlayacapan, adaptado por manos tepoztecas.




TELA DEL VESTIDO


Debido a que varios pobladores tepoztecas fueron a otras localidades a buscar mejorar su economía, algunos de ellos fueron a la Ciudad de México, en donde pudieron ver otras telas, y decidieron traer algunas muestras para confeccionar el vestido del chinelo, pensando que le darían más realce, elegancia, y como un efecto más, un cierto distintivo al chinelo tepozteca.
De ese modo, el chinelo tepozteca adoptó un aire de elegancia que ya lo diferencía más del chinelo de Tlayacapan (que tiene cintas horizontales de color en el vestido blanco) y del de Yautepec (que es negro cubierto de colores vivos y variados).



SOMBRERO

La copa del sombrero del chinelo tepozteca es más recta que la del chinelo de Tlayacapan, siendo esto otra adaptación más al traje que hace ya siglos vieron los tepoztecas aquel poblado. Actualmente el sombrero del chinelo tepozteca tiene un peso aproximado de 4 kilos, de modo que tiene su grado de exigencia lograr el rítmico brinco cargando sin error esta pieza sobre una mascada que cubre la cabeza del danzante.



MUSICA


Por si fuera poco, en el recuento de los cambios también debe mencionarse la música, ya que también fueron músicos tepoztecas quienes hicieron composiciones con un ritmo más veloz en comparación a las que ya bailaban en Tlayacapan, que si se comparan, parecen lentas.



BAILE

Para culminar de enumerar cambios, debido a que la indumentaria es distinta, la música también, pues esto permite variantes en el baile. Por ejemplo el chinelo de Tepoztlán tiene un movimiento de hombros y cadera ágil, mientras que el chinelo de Tlayacapan incluso llega a lanzar los pies hacia adelante, uno a la vez, debido a que su música se lo permite.



DIFERENCIAS CONCRETAS


Una mirada breve pero muy ilustrativa a todas estas diferencias mencionadas se logra al reunir todas estas expresiones folklóricas en un mismo lugar. Así fue posible en Tepoztlán en el año de 2008 cuando se hizo el PRIMER ENCUENTRO DE CHINELOS. Para ver un video al respecto con bailes y trajes, DAR CLIC AQUI.


En resumen resepcto a estas diferencias, puede decirse que:


El chinelo de Tlayacapan se conserva como el modelo original, el tradicional.


El de Yautepec se ha compuesto de forma barroca, muy llamativo por sus abundantes colores y figuras.


El de Tepoztlán se distingue por elegante.

.

.




Al menos en lo que respecta a la historia de la familia de Don Rubén, son tepoztecas que han vivido en diferentes barrios. Su bisabuelo y su abuelo vivieron en el de Santa Cruz. Luego su abuelo se mudó al de Santo Domingo, y cuando su padre se casó se cambió al barrio de San Miguel, en donde fundó su familia, y por consecuencia, es donde vive Don Rubén.

Todos ellos aportando su ingenio, talento y capacidad artística para destacar el folklore tan distintivo de su poblado.