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DON RUBEN VILLAMIL DEMESA

DON RUBEN VILLAMIL DEMESA



En la sección de "Su comparsa en el Carnaval" y principalmente en la de "El Chinelo y los artesanos de San Miguel", hay datos que amablemente Don Rubén compartió en entrevista para este sitio electrónico, y aquí se habla especificamente de una parte de su labor hacia el barrio.




Don Rubén aprendió de su padre, Don Efrén Villamil (tepozteco que fincó en el barrio de San Miguel donde formó su propia familia) las técnicas artesanales que rodean varias partes del traje del chinelo. La elaboración de la máscara, el bordado del sombrero y su decoración, el pintado del volantón. Aprendió de su padre la técnica que con sal y ceniza trata la cola de res para hacer las barbas de las máscaras y enchinarlas.


Atento a lo que su padre realizaba, le observó, aprendió y apoyó en estas diversas tareas. Practicamente Don Rubén creció entre materiales y labores vinculadas al traje del chinelo.


Lo que en un inicio fue apoyar a su padre, poco a poco le fue siendo encargado ya con más resposabilidad, y fue tomando a su cargo más funciones, hasta dominarlas todas.

A finales de los 70´s, tuvo la oportunidad de conocer al pintor y escultor Luis Strempler quien nació en la Ciudad de México, fue alumno del Dr. Atl, y en cierto momento de su vida se mudó a Tepoztlán, especificamente al barrio de San Miguel.

Don Rubén lo recuerda como un hombre sencillo y amable. En algun momento y en confianza, Don Rubén quiso mostrarle su trabajo y conocer la opinión del maestro Strempler. En respuesta, viendo que Don Rubén tenía talento y dedicación, además de apoyo y consejos, le invitó a su estudio en donde le mostró técnicas que el maestro ya dominaba. Con esto, Don Rubén amplió sus alternativas artísticas y artesanales para su trabajo, y pudo además valorar la noble apertura de un artista consagrado para compartir sus conocimientos.


Algún día, la gente del barrio solicitó al maestro Strempler que hiciera una bandera para la comparsa, y se le solicitó que inculyera un toro, ya que en esa época, el barrio gustaba mucho de la fiesta brava y se daban ocasiones para celebrarla.

El maestro dispuso de un tamaño específico para dicha bandera, y eligió que la composición contuviera los emblemas que distinguen a cada barrio: la lagartija de San Miguel, la hormiga de la Santísima, etc, envolviendo a los personajes caricaturizados en una escena notoria de la vida nacional, regional o local. La bandera tenía con esto un mensaje, algo chusco, relataba una anécdota, pero sin ofender ni agredir. Por décadas el maestro hizo las banderas para la comparsa de San Miguel, fueron como 20 o 25 años que él las elaboró.

Sin embargo, al fallecer el maestro, los encargados del barrio en materia de festejos, se vieron en la necesidad de buscar ahora quien podría hacerlas. Sabiendo que Don Rubén era artesano y que ya pintaba volantones desde hace años, y habiendo sido alguien cercano como artista y como persona al maestro Strempler, decidieron pedirle que fuera él ahora quien hiciera la bandera.


Para la profunda conexión creativa y afectiva que Don Rubén ya tenía con las tradiciones de Tepoztlán (como se puede ver en la sección de "El chinelo y los artesanos de San Miguel") aceptó el encargo que le representó un reto. Lo asumió com respeto. Debía cubrir un hueco importante de la mejor manera, agradar al público, y de ser posible, aprovechar la oportunidad de seguir los pasos de sus antecesores, aportando su talento y su imaginación con técnicas para el lucimiento festivo de su barrio.

Se documentó, platicó con algunas personas del barrio, incluyendo la familia del extinto maestro, pues su primer concepto para la bandera iba a tener una carga especial y sensible. La familia aceptó, y así, la primer bandera que hizo Don Rubén para la comparsa, tenía la imagen caricaturizada del maestro Strempler con alitas en una nube desde donde observaba que la lagartija, el león, la hormiga, los reyes, la hoja, el cacomixtle, el sapo y el alacrán despedían con sus "manitas" al querido maestro que eligió San Miguel como morada y ubicación de su estudio.

Desde entonces, solo un año Don Rubén no elaboró la bandera de la comparsa, pero desde entonces, quedó nombrado como el pintor titular de las banderas, y además de hacerlas con mucho gusto, asiste y participa en la bendición que se hace de estas banderas cada año en el atrio de la capilla del barrio.

Don Rubén ha conservado y continuado la línea que estableciera el maestro, caricaturizando la lagartija con sombrero de chinelo y plumas tricolores, en escenas graciosas plasmando un evento significativo, con participación de los demás emblemas (reforzando el sentido de Unión) e incluyendo un toro. Para ver algunas banderas elabradas por Don Rubén, puede mirarse en la sección "Banderas de las comparsas".

Además de esto, Don Rubén continúa con los oficios ya señalados en la sección mencionada, hace chinelos en miniatura (de casi un metro de alto) usando los materiales "oficiales", es decir, tela de mosquitero para la máscara, cerda de cola de res para la barba, chaquira para decorar el sombrero, etc.

En acción promotora de las tradiciones, elaboró un traje prehispánico con materiales más cercanos a la realidad, por ejemplo el escudo hecho con arte plumario, para dar mayor realce a la representación de Tepoztécatl, personaje importante del poblado que se convirtió al catolicismo. Este traje elaborado por Don Rubén se exhibe ahora en elMuseo Carlos Pellicer ahí en Tepoztlán.

Incluso en otros barrios ha realizado obras artisticas, como murales en la capilla de la Santísima y la restauración de una imagen de Cristo en la capilla de Santa Cruz.